Marduk: Eclipse de Black Metal sobre Buenos Aires

Escrito por el octubre 30, 2023

Aún se alza el Sol a las 18 horas cuando el templo metalero que ya es El Teatrito de Sarmiento y av. Callao abre sus puertas. Un día despejado, caluroso y soleado. Nadie jamás sospecharía que en el corazón de la ciudad se congregaron cientos de herejes aguardando la llegada de la banda más blasfema del mundo, Marduk.

Todo culto tiene un dios, y esta no es la excepción. El templo aguarda a oscuras, con un soundtrack pesado y lacerante, el ingreso de la ya media cuadra de cola de fanáticos que hay afuera. El eclipse lunar finaliza, el Sol comienza a ocultarse y el telón se abre a las 18.25 para dejar ver una sola silueta.

Taciturno, encapuchado y a oscuras, sin mostrar su identidad, ajusta su bajo el Dios Serpiente y comienza a tocar su propuesta blackmetalera. Se agazapa en sendos headbangs y lacerantes gritos mientras profesa cinco de sus siete temas que componen «Fuego Austral». Solo, ante todos estos extraños, profesa y cautiva de manera hipnótica. El ritual ha comenzado, y la llamada ha sido escuchada. Tras media hora de show, la presentación de Dios Serpiente finaliza, mientras fieles al movimiento ingresan al recinto, amotinandose a modo de público.

Son las 19.10 cuando se vuelve a abrir el telón. Hay ahora cuatro siluetas en escenario, bajo luces que oscilan entre un sangriento rojo y un melancólico azul. El Culto liderado por Depresor tiene su origen en Salta, pero atrae músicos a su causa de otras provincias, en este caso, Tucumán, Santa Fe y Buenos Aires.

Se presenta una propuesta absolutamente blasfema. Consta de músicos maquillados al estilo clásico del black metal noruego, ensangrentados, portando extremas púas y máscaras que remiten al mayor de los demonios. Se respira la violencia hacia todo aquello originado en la causa de Dios y su iglesia.

Depresor, profesando frente a un micrófono adornado por una cruz inversa hecha de huesos reales, alza un corazón sangrante frente al público, mientras ríe con malicia junto a sus camaradas. Voz lacerante, un sonido pesado de guitarras que se mezclan con los toques justos del teclado que demuestran una calidad musical y un entendimiento acérrimo entre los músicos, quienes, curiosamente, solo ensayaron dos veces antes de reunirse a tocar. Para las 19.40 finalizaron su presentación.

La espera se hace larga, tiene un buen motivo. Detrás del telón se está montando la mejor escenografía de la noche. Las filas del mal se agrandan cuando a las 20 horas Wolves’ Winter sale a captar la atención de los presentes.

Cuatro músicos ataviados con capuchas negras y el rostro cubierto con paños escarlatas hacen sonar un estridente Black Metal que no deja alma sin atar. El público despierta de aquella temprana hipnosis causada por el Dios Serpiente y su Culto, siendo ahora el turno del Profeta del Mal. El vocalista ingresa, ataviado en una túnica escarlata, portando una máscara hueso y una corona. La síntesis visual del reinado del Mal. «Qayin Coronatvs» englosa lo tocado por la banda en esta presentación, obra reconocida por el público, ya que la banda cosecha varios seguidores y vienen de abrir el show de Uada algunos días atrás. Clarísimo ejemplo de que el under del Black Metal Argentino tiene propuestas de calibre internacional. Otra media hora de Black Metal en su mayor estado ocultista y pagano, que dejó el ambiente preparado para la matanza que se vaticinaba.

Repasando hasta el momento, Dios Serpiente, one man band, para abrir la noche. Un Culto integrado por sesionistas de distintas zonas del país para continuar la velada. Una acérrima exposición de Black Metal pagano y visual con un excelente presente de la mano de Wolves’ Winter encienden al público. En todos los casos, hay una particularidad que hace a cada exponente, especial en contraste a sus iguales.

Son cerca de las 20.35 cuando ingresa MATAN S.A., y esta no fue la excepción a la regla. Apenas ajustan sonido, y salen arando. No necesitan un ensayo previo, vienen de abrir para Obscura, otra banda del género que a la vez, se presentó en otro recinto de la ciudad. Destacable es, entonces, la energía con la que estos asesinos salen al escenario, tirando abajo lo poco que quedaba del Teatrito. «Vuelvo a saciar mi sed», «Los Odio» y «Enveneno la vida» se intercalaban con miradas asesinas del cantante y gestos de degüello hacia el público. Los acompañó hacia el tercer y cuarto tema una vocalista, con atavíos de estilo victoriano y que profesa el mal con unos guturales sobresalientes. Sin duda, la presentación más asesina y pesada de los cuatro exponentes. Minutos antes de las 21, el sonido de una ambulancia en la introducción de «A decapitar» deja en claro que la matanza está realizada, y solo queda el último acto en una noche inolvidable para el fanático argento de Black Metal.

21.35 Se bajan las luces y se vuelve a abrir el telón. MARDUK se lee en la pantalla detrás del escenario. La turba está que arde, rebosante de malicia y odio puro hacia todo símbolo eclesiástico existente. Finalmente, el mal puro, los Cuatro Jinetes del Apocalípsis, descienden sobre El Teatrito, y sin preámbulos, comienza “On Darkened Wings», seguido de «Viktoria» y desatando un descontrol absoluto con «The Blond Beast».

Hay unos ajustes de sonido, sobre el micrófono y el bajo, que no enfrían al público, más bien lo violentan, ya en un estado puro de herejía que se aprecia en el pogo de «With Satan and Victorious Weapons». Suena tras esto «Wartheland» y proceden a tocar el único tema presentado de su más reciente obra, titulada «Memento Mori»: se trata de «Blood of the Funeral», con una brutalidad que está a la altura de otras grandes obras de la banda y con una lírica más pesada.

El primer cierre del telón ocurrió tras «The Sun has Failed», para que la banda saliera a tocar una vez más. «The Leveling Dust», “The Funeral seems to be Endless», «Of Hell ‘s Fire», «Throne of Rats» sonaron en orden antes de una feroz interpretación de «Wolves».

Otro cierre de telón, se alzan las luces y suena la música a modo de despedida, pero no es más que un artilugio del mal, que no logra engañar a nadie, pues los fans se amontonan sobre el vallado y lanzando los puños al aire aclaman por «Panzer Division Marduk». Las luces vuelven a caer, el telón se abre por última vez y Rosten cumple con la petición de los fans, al vociferar ese último tema, para cerrar una velada inolvidable para la escena metalera.

Si hubiesen regalado fósforos a la salida, quizás más de un devoto se hubiese perdido la misa del domingo. Me apeno por quienes no hayan podido hacerse presentes en esta velada, pues lo de Marduk fue verdaderamente demoledor. Acompañados de cuatro bandas de propuestas distintas del género, fue una fecha memorable y verdaderamente blasfema.

De parte de Metal Argentum, agradecemos a Rueda de la Fortuna por el trato recibido durante el evento y la invitación al mismo.

Crónica y PH: Shots by Far


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