Brujería en El Teatrito: la muerte no detiene al cartel
Las heridas todavía sangran. Las muertes de Pinche Peach (Ciriaco Quezada) y Juan Brujo (John David Lepe), en julio y septiembre del año pasado, golpearon con fuerza brutal a Brujería. Pero la banda no se rindió. Desde las entrañas del dolor, los californianos regresaron a Argentina para demostrar que el espíritu del cartel sigue vivo, aunque sus fundadores ya no estén entre los vivos.
l pasado domingo 5 de octubre, El Teatrito fue el punto de encuentro para una jornada de alto voltaje, compartida con A.N.I.M.A.L. en una noche donde la brutalidad y el homenaje se entrelazaron. En paralelo se desarrollaba otro evento extremo en la ciudad, lo que fragmentó a la escena y dejó claro, una vez más, que el under argentino necesita mejor coordinación para no devorarse a sí mismo.
Antes del plato fuerte, las bandas Inner, Fuerza Activa y Nómade prepararon el terreno con sets sólidos, ante una sala que apenas alcanzaba la mitad de su capacidad. Recién a las 20:30, Andrés Giménez y compañía irrumpieron con la potencia acostumbrada, repasando lo más nuevo de “Legado” y los clásicos de siempre: “Milagro”, “Familia”, “Revolución” y el infaltable cierre con “Cop Killer”, donde Cristian Rodríguez (Avernal) se sumó para prender fuego al escenario.
Pasadas las 22:00, las luces se apagaron y la atmósfera cambió. El público, impaciente, rugió con furia cuando El Sangrón (Henry Sánchez) encabezó la entrada de Brujería al grito de “Brujerizmo”. Desde ese instante, la misa negra comenzó.
Con “El Desmadre”, “Vayan Sin Miedo” y “Chingo De Mecos”, la banda desató un torbellino donde cada riff se convirtió en catarsis, cada pogo en un acto de fe. La comunión entre escenario y público fue inmediata, visceral, sin espacio para el respiro.
El Sangrón tomó la palabra varias veces para hablar de sus compañeros caídos y agradecer el apoyo del público argentino. Entre los presentes, la emoción fue palpable cuando presentó a El Sativo (John Christopher Lepe), hijo de Juan Brujo, quien ocupó el puesto de batería con una intensidad que rozó lo espiritual.
Después de cincuenta minutos de pura descarga, la despedida llegó con “Marijuana”. El público siguió bailando incluso cuando el telón ya había caído. Brujería se marchó dejando en claro que la muerte no los detiene, que su mensaje sigue tan sucio, incendiario y vivo como siempre.
El legado de Pinche Peach y Juan Brujo no murió. Se transformó en fuego.
Y el domingo en El Teatrito, ese fuego ardió más fuerte que nunca.
Agradecemos a Gaby Sisti y a SM Group
PH: Leandro Barrera









