Behemoth, Deicide y Nidhogg: El infierno abrió sus puertas en Flores
El martes 30 de septiembre, el Teatro Flores fue testigo de una de las giras más brutales del año: The Unholy Trinity Latin America Tour, que reunió a Behemoth, Deicide, Nidhogg y los locales de Matan SA. Una noche que combinó oscuridad, blasfemia y un sonido que rozó la perfección.
Llegamos para el cierre de Matan SA, nos quedamos con muchas ganas de vovler a verlos en vivo a Wata y el resto, sin duda un soporte nacional a la altura del evento.
Los encargados de abrir fueron Nidhogg, proyecto personal del ex vocalista de la banda polaca anticristiana Wilczyca, con un black metal sólido y contundente. El arranque tuvo un problema notorio: la voz no se escuchaba, pese a que los instrumentos sonaban impecables. Incluso en la primera fila, la carencia vocal fue evidente y solo se corrigió parcialmente con el correr del set.
Aun así, la propuesta se sostuvo con fuerza y el público respondió bien. Para ese momento, el Teatro Flores ya estaba en un 60% de su capacidad, y hacia el final se acercaba a un 90%. El cierre con “Territory” de Sepultura sorprendió: un guiño inesperado dentro de un show cargado de oscuridad.
Le siguió Deicide, y lo cierto es que superaron expectativas. Abrieron con “When Satan Rules His World” y clásicos infantables como “Scars of the Crucifix“, “Dead by Dawn” Con un set ajustado y brutal, ofrecieron alrededor de una hora de pura devastación sonora. El sonido fue impecable, sin fallas técnicas, con un show que si bien fue breve, se sintió intenso y avasallante. Una clase magistral de death metal que dejó al público en estado de euforia pero sedientos de grandes temas ausentes ……
Cuando llegó el turno de Behemoth, el Teatro Flores explotó. Nergal y compañía desplegaron toda su maquinaria blasfema en un show que fue tan oscuro como demoledor. Desde el arranque con “The Shadow Elite”, el sonido fue impecable, con esa pared sonora que no deja respiro y una puesta en escena que transforma cada tema en un ritual.
Hubo clásicos que hicieron temblar el piso, como “Ora Pro Nobis Lucifer”, “Demigod” y “Conquer All”, intercalados con perlas más recientes como “The Shit ov God” o “Once Upon a Pale Horse”, que demostraron que la banda sigue empujando su propio límite.
El tramo final fue una seguidilla letal: “Christians to the Lions”, “Chant for Eschaton 2000” y el cierre devastador con “O Father O Satan O Sun!”, que dejó a todos con la sensación de haber participado en una misa negra a escala monumental.
Oscuridad, fuego, riffs asesinos y un sonido limpio y perfecto: Behemoth no vino a tocar, vino a arrasar.
Agradecemos a Icarus Music y a Marcela Scorca
PH: Leandro Barrera