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18 noviembre 2025

El Teatrito abrió el portal: Gloryhammer conquistó la galaxia porteña

La batalla galáctica entre el bien y el mal se volvió porteña. Karkamán tuvo la misión de encender al público, y lo dejó listo para la épica.

Gloryhammer abrió un portal interdimensional sobre el Teatrito en su primera visita a Buenos Aires, dentro de la gira “South American Hoots Patrol 2025”, y lo convirtió en una mezcla de épica medieval, artefactos mágicos, unicornios y aventuras en la galaxia.

Pero tanta imaginación merece una aclaración para el lector que no conoce de estas faenas: Gloryhammer es una banda de power metal con una historia delirante de héroes, villanos y reinos imaginarios, como si un cómic se volviera concierto. Cada integrante interpreta a un personaje y todo se mezcla con humor, acting y mucha música incluso exagerando los clichés propios del género. Pero es algo totalmente divertido, incluso para quien los ve por primera vez.

Y la apertura ya dio muestras de esa locura: se corrió el telón y sonó “Delilah” de Tom Jones, mientras una figura de cartón tamaño real del cantante miraba fijo e inmóvil al público. Después se apagaron las luces y cada uno de los personajes/músicos fue ocupando su lugar. Pero antes de seguir, pensando nuevamente en el lector, repasemos quien es quien:

– Angus McFife IV (voz – Sozos Michael), héroe eterno de la Casa McFife.
– Zargothrax (teclados – originalmente, Christopher Bowes de Alestorm, pero reemplazado en vivo por Michael Barber en guitarra) hechicero maligno y némesis de Angus.
– The Hootsman (bajo – James Cartwright), guerrero cyborg y compañero incansable de lucha de Angus.
– Ser Proletius (guitarra – Paul Templing), Gran Maestre de los Caballeros de Crail.
– Ralathor (batería – Ben Turk), ermitaño y maestro del tiempo.

Apertura con The land of unicorns y He has returned (incluyendo un pedacito de su versión en castellano “Ya regresó”. Angus arengó desde el primer acorde con el puño en alto y el “hey, hey, hey” constante para que el público no pierda su ferocidad en la batalla. También aprovechó para decir que les gustó mucho el helado de Buenos Aires (como si los viajes espaciales generan algún tipo de necesidad alimenticia que no conocemos).

Quince canciones en total que repasaron toda su discografía, con coros, estribillos épicos, la pelea con el hechicero (que también fue bien vitoreado por el público), y hasta un goblin verde flaco y alto que pisó el escenario varias veces para sembrar el caos con humor (tocó el saxo, hizo una voz femenina con una peluca roja y perdió el martillo en una pelea con Angus).
El cierre fue una negociación en la que el público perdió porque cuando se anunciaba el tramo final del show, McFife ofreció una canción más, pero las huestes reclamaron diez, para después bajar a cinco y conformarse con dos. Sonaron Hootsforce y The unicorn invasion of Dundee. Después llegó la coronación de Hootsman y el himno nacional de Unst, con los cinco personajes en pose solemne al frente del escenario.

Fue entonces cuando se cerró el portal y quedó atrás pasó el tiempo en que Buenos Aires quedó anexada al mapa intergaláctico por una sola noche. Quedó la sensación de que todos fuimos ciudadanos de un reino que existe solo en la imaginación, pero que se hizo realidad a metros de Callao y Corrientes, una de las esquinas más porteñas de toda la galaxia.

Agradecemos a Icarus Music – Marcela Scorca

PH: Martín Darksoul

Crónica: Mariano Martín

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