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02 octubre 2025

Humo, sombras y devoción: crónica de una noche con The Sisters of Mercy

La noche comenzó pasadas las 20hs con la presencia de Los Péndulos, banda que asumió la responsabilidad de abrir el escenario. Su propuesta, atravesada por el post-punk y un clima sombrío, se convirtió en el marco perfecto para sumergir al público en la penumbra que dominaría el resto de la velada. Con guitarras envolventes y una energía precisa como un bisturí, dejaron la sensación de haber encendido la primera antorcha del ritual.

Cuando finalmente las luces se apagaron y un humo denso, casi espectral, invadió la sala, llegó el turno del oráculo: The Sisters of Mercy. El arranque fue demoledor con “Don’t Drive on Ice” y “Crash and Burn”, donde la voz grave y sepulcral de Andrew Eldritch se abrió paso entre las bases electrónicas, frías y marciales, de Doktor Avalanche y las guitarras afiladas como cuchillas. El pulso se volvió más oscuro con “Ribbons” y la colisión de “Doctor Jeep / Detonation Boulevard”, desatando los primeros rugidos de la multitud.

Con “More” y “Alice”, la banda osciló entre crudeza visceral y melancolía de ultratumba, preparando el terreno para el clímax monumental: “Dominion / Mother Russia”, ovacionada como un himno devastador. La sorpresa llegó con “Giving Ground”, el oscuro legado de The Sisterhood, que se sintió como un pacto renovado con los fieles más devotos.

En la segunda parte del cónclave, temas como “Quantum Baby”, “On the Beach” y “Eyes of Caligula” mostraron una faceta más hipnótica y enigmática, hasta que la plegaria sacrílega de “Temple of Love” estalló en ovación, poniendo a todos en pie.

El encore no fue un descanso, sino la consumación del rito. La introspección fúnebre de “Never Land (A Fragment)” dio paso a la euforia total con dos himnos inmortales: “Lucretia My Reflection” y la colosal “This Corrosion”, coreados con la furia de un ejército en trance, sellando así la comunión entre banda y público.

El final dejó la sensación de haber atravesado un auténtico rito de tinieblas: luces quirúrgicas, humo asfixiante, una voz salida del abismo y un repertorio que demostró que el legado de los ochenta no se marchita, sino que sigue siendo una fuerza oscura e indomable.
Una noche en la que Los Péndulos encendieron la mecha y The Sisters of Mercy entregaron el abismo más hermoso. Valió la pena esperar 14 años para semejante ceremonia.

(Y si te quedaste con hambre de más, podés ver la entrevista que le hicimos a Ben Christo en nuestro canal de YouTube).

Agradecemos a Icarus Music y a Marcela Scorca.

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